lunes, 6 de julio de 2015

The garden of time

Publicado por primera vez en el número de febrero de 1962 de  The magazine of fantasy and science fiction, "The Garden of Time", acaso uno de los mejores o más perfectos cuentos de Ballard, fue incluido posteriormente en los compilados Billenium (1962) y The Four-Dimensional Nightmare (1963), así como también en la edición de 1986 de The Voices of Time, a cargo de la editorial Gollancz, de Londres. Al castellano fue traducido en tres ocasiones. La primera pertenece al número 4 de la revista Minotauro (1965), y está firmada por José Valdivieso, bajo el título "El jardín del tiempo"; la segunda, a cargo de Enrique Agut, apareció en la antología Ciencia ficción inglesa 2 (Aguilar, 1968). Hay que señalar que en los créditos de Bilenio (Minotauro Argentina, 1975) se señala que la versión de "El jardín del tiempo" incluida fue traducida por "J.V." (José Valdivieso, cabe suponer; el resto de los cuentos figuran como traducidos por Marcial Souto), a la vez que, si bien Carlos Gardini figura como traductor en la edición de Minotauro España de Las voces del tiempo (que sigue la edición Gollancz, a diferencia del volumen publicado por Minotauro Argentina en 1978, basado en la edición de Berkley, publicada en New York en 1962), la versión que aparece ahí es en realidad idéntica palabra por palabra a la de J.V./José Valdivieso. En última instancia, acaso este "José Valdivieso" sea un pseudónimo de Carlos Gardini. Por último, Manuel Manzano y Rafael González del Solar ofrecieron su versión en Cuentos completos (RBA, 2013).

En el jardín del título, cuidado por una pareja de delicados aristócratas, crecen flores que poseen un curioso efecto sobre el tiempo. El relato es un poco menos claro de lo que parecería a simple vista y el lector queda invitado a ofrecer su interpretación de lo que sucede: quizá las flores "contengan" algo así como "tiempo acumulado", que al ser "liberado" alimenta una suerte de burbuja de inalterabilidad -algo así como la naturaleza antientrópica del Lothlorien de Tolkien, también una suerte de jardín- que protege a los aristócratas y su mansión aislándolos del tiempo "real" o "exterior". El transcurrir de ese tiempo está medido por el avance de una suerte de multitud o ejército desorganizado (y acá aparece una de las clarísimas oposiciones del relato: multitud o "chusma" vs pareja de aristócratas), que se aproxima a la mansión en lo que podría ser tanto una intención saqueadora (podemos imaginar que todo sucede en una suerte de Reinado del Terror) o simplemente un momento más de un avance desorganizado y carente de objetivo (lo cual aportaría a lo que podríamos llamar la "alegoría entrópica" del cuento). Cada vez que una flor libera ese tiempo almacenado, el efecto desde la perspectiva de los aristócratas es que la multitud retrocede, como si -y esta es otra forma de entenderlo- las flores de alguna manera ocasionaran un retroceso en el tiempo.

El modelo del "retroceso", por llamarlo de alguna manera, quizá no funciona del todo bien a la hora de explicar el final del cuento:
Heaving and swearing, the outer edges of the mob reached the kneehigh remains of the wall enclosing the ruined estate, hauled their carts over it and along the dry ruts of what once had been an ornate drive. The ruin, formerly a spacious villa, barely interrupted the ceaseless tide of humanity. The lake was empty, fallen trees rotting ant its bottom, and old bridge rusting into it. (The complete stories, p.303)

Maldiciendo, sudando, las primeras columnas de la horda llegaron a los vestigios de la muralla que rodeaba el devastado dominio, los trasparason con sus carretas y marcharon por los surcos de barro seco de lo que había sido una vez una avenida adornada. Las ruinas, en otro tiempo una villa espaciosa, apenas interrumpieron aquella marea. En el lago seco, cruzado por un puente oxidado, se pudrían unos árboles caídos. (Las voces del tiempo, p.162; Bilenio, p.143)
es decir, para el tiempo de la "horda", la casa lleva acaso siglos derruida -los siglos que, cabe conjeturar, terminaron sumando las sucesivas "liberaciones" del tiempo de las flores. Si se tratara de un simple desplazamiento en el tiempo, tras la liberación de la última flor la mansión se movería, digamos, una hora hacia atrás y la horda habría de encontrar todo más o menos igual a como era percibido por los aristócratas en el momento de cortar la última de las flores de su jardín. Pero este tipo de disquisiciones tan específicas o reductoras a una lógica particular están claramente peleadas con el cuento, en tanto a Ballard notoriamente le importó más sugerir que precisar, lo cual funciona en lo que cabría llamar la poderosa "intencionalidad poética" del relato, entendiendo por poética una búsqueda en la línea simbolista o específicamente mallarmeana de "sugerir" en lugar de "mostrar" (Mallarmé propuso que "nombrar el objeto es suprimir el mayor placer del poema"). Así, Ballard sugiere una operación con el tiempo en lugar de mostrar específicamente -en la línea de la ciencia ficción más "dura", digamos- cuál es el efecto de cortar las flores del jardín.


Esas imprecisiones o ambiguedades son comunes en el trabajo de Ballard a la hora de narrar quiebres o desplazamientos en el tiempo, y un buen ejemplo de un procedimiento similar o compatible con esta línea de lectura sería el cuento "Mr.F is Mr.F", a la que vez que un ejemplo de un abordaje más simple sería "The Gentle Assassin". De hecho, si asumimos que el orden de publicación conserva el orden de escritura, es interesante notar que los cuentos mencionados y "The garden of time" son consecutivos. Este gesto cabe ser leído, de hecho, como una forma de demarcación de Ballard frente a la ciencia ficción más clásica o dura.

Todo el cuento, a la vez, parece organizarse según oposiciones: el tiempo "real" vs el tiempo "intervenido" por las flores, el tiempo de los aristócratas vs el tiempo de la muchedumbre, el arte delicado (se habla de sonatas en el clavicordio) y refinado de la pareja vs el desorden y el ruido de la muchedumbre, el presente del paso de la muchedumbre vs el pasado remoto al que parece quedar desterrada la mansión, la mansión recorrida por los aristócratas vs las ruinas del final. De alguna manera, ambos lados de la oposición jamás se tocan: la muchedumbre encuentra ruinas, no a los aristócratas.