En español se lo encuentra en
Zona de catástrofe (Minotauro, 1995), traducido por Marcial Souto. A la vez, para la edición española de
Cuentos completos la traducción quedó a cargo de Manuel Manzano y Rafáel González del Solar. Originalmente fue publicado en
Science Fantasy, en la entrega de agosto de 1961 (volumen 16, número 48), y apareció en la antología
The disaster area (1967).
En líneas generales nos presenta una suerte de inversión de la flecha del tiempo; su protagonista entra al relato como un hombre maduro y lo abandona como un cigoto, esquema que aparece, con variantes, en
Counter-clock world, de Philip K. Dick, además de en
Time's arrow, de Martin Amis, y, por nombrar un ejemplo más, el cuento "The curious case of Benjamin Button", de F.Scott Fitzgerald.
Lo interesante del relato de Ballard, en todo caso, es la presentación de ese asunto, sus huecos y su lógica. Un poco a la manera de
La metamorfosis, de Kafka, lo que sorprende al lector es la naturalidad con la que suceden las cosas. De hecho, la verdadera preocupación del "señor F" (Charles Freeman es su nombre, y la inicial en el título puede ser leída como una referencia a Kafka) pasa por sospechar que su esposa tiene algo que ver en todo lo que está pasando (que le desea algún mal, evidentemente) y que, de hecho, lo mejor que pude hacer es huir, cosa que intentará en varias oportunidades. Por otro lado, la esposa (embarazada, por cierto) siempre nos es presentada misteriosa, sospechosamente. Por ejemplo, muy cerca del comienzo:
As if hearing this, his wife shook her head in agreement.
"You'll be all righ soon. Let nature take its proper course. I don't think you need to see the doctor yet."
Yet? (p.256)
Como si hubiera oído, su mujer asintió con un movimiento de cabeza.
-Pronto te pondrás bien. Deja que la naturaleza siga su curso. No creo que necesites médico todavía.
¿Todavía? (p.111)
Llama la atención, entonces, lo de "proper course" (que queda minimizado en la traducción y lo de "su curso", que deja de lado las connotaciones de "curso adecuado" o "apropiado"), justamente cuando lo que sigue en el relato es la inversión exacta del "curso" natural de las cosas; por otro lado, que la esposa diga "yet" despierta las primeras sospechas en el protagonista. ¿Quiere decir que ella sabe que en el futuro podría necesitarlo y le lanza algo así como una indirecta? El final del relato, por supuesto, cierra esa cuestión con una respuesta afirmativa. Entendemos que, de alguna manera, todo fue planeado. Quién (o qué) es, entonces, esa mujer capaz de invertir el paso del tiempo y recibir a su esposo en su útero, donde procederá a reasimilarlo en un óvulo y en un espermatozoide?
En cierto modo, gran parte de la incomodidad que genera el cuento tiene que ver con esos elementos para lo que el texto no nos ofrece clave alguna. ¿Por qué sucede esto? ¿Qué busca Elizabeth? Evidentemente están al alcance de la mano las lecturas en clave psicoanalítica, y por eso no me interesa trabajarlas acá. Me parece más interesante señalar otros elementos generadores de extrañeza. Por ejemplo, el comienzo del cuento:
Eleven o'clock. Hanson should have reached here by now. Elizabeth! Damn, why does she always move so quietly? (p.255)
Las once. Hanson ya tendría que estar aquí. ¡Elizabeth! Maldita sea, ¿por qué anda siempre tan despacio? (p.110)
Además de la doble apelación al tiempo (se nos cuenta qué hora es y, además, resulta que la mujer se mueve "siempre" con lentitud) está la idea de que alguien tenía que aparecer y todavía no lo ha hecho, de un evento que se demora (y ya veremos hasta cuándo). Poco más adelante:
"For heaven's sake, Elizabeth, I'm not a child!" he remonstrated, controlling his sing-song voice with difficulty.
"What's happened to Hanson? He was supposed to be here half an hour ago" (p.255)
-¡Por Dios, Elizabeth, no soy un niño! -protestó, controlando con dificultad la vocecita-. ¿Qué le ha pasado a Hanson? Tendría que haber llegado hace media hora. (p.110)
La "vocecita" y la afirmación "no soy un niño", por supuesto, anticipan todo lo que sucederá más adelante; de hecho, ambas citas muestran algo así como una exposición temprana de los temas que serán desarrollados: el tiempo moviéndose de manera
diferente, la conversión en niño y la relación de todo esto con la misteriosa Elizabeth. Pero además está Hanson, que es retomado unas páginas más adelante:
Damn Hanson, Freeman thought. At eleven forty-five he had still not appeared. (...) How to describe his metamorphosis to Hanson he had not decided (pp.258-259)
Maldito Hanson, pensó Freeman. A las once y cuarenta y cinco todavía no había aparecido (...) aún no sabía cómo le describiría esa metamorfosis a Hanson (p.116)
Nuevamente Hanson no aparece; no ha llegado, pero tendría que haberlo hecho hacía tiempo. A la vez, el posible reporte de los cambios al que se siente obligado Freeman (que para ese momento ya ha "rejuvenecido" significativamente) es experimentado como un problema. Evidentemente no sabe cómo explicarle, no sabe cómo contarle lo que le pasó y le está pasando; a la vez, esa explicación parece necesaria, inevitable. Pero Hanson no llega.
No lo hará sino hasta el final del relato, cuando Freeman se precipita a su origen.
"Mrs Freeman!" Hanson jumped out of the car and acosted her gaily. "It's wonderful to see you looking so well"
Elizabeth gave her a wide heart-warming smile, her handsome face made more sensual by the tumescence of her features. She was wearing a bright silk dress and all visible traces of the pregnancy had vanished"
"Where is Charles?" Hanson asked. "Still away?"
Elizabeth's smile broadened, her lips parted across her strong white teeth. Her face was curiously expressionless, her eyes momentarily fixed on some horizon far beyond Hanson's face.
Hanson waited uncertainly for Elizabeth to reply. Then, taking the hint, he leaned back into his car and switched off the engine. He rejoined Elizabeth, holding the gate open for her.
So Elizabeth met her husband. Three hours later the metamorphosis of Charles Freeman reached its climax" (p.266)
-¡Señora Freeman! -Hanson saltó del coche y la abordó radiante. -Me alegro de verla tan bien.
Elizabeth le ofreció una sonrisa reconfortante; los rasgos hinchados daban más sensualidad a su cara. Llevaba un alegre vestido de seda y todos los rastros visibles del embarazo habían desaparecido.
-¿Dónde está Charles? -preguntó Hanson-. ¿Sigue de viaje?
La sonrisa de Elizabeth se ensanchó, y los labios se le separaron sobre unos dientes blancos y sanos. Su cara era curiosamente inexpresiva, y tenía la mirada momentáneamente clavada en algún horizonte que estaba mucho más allá de la cara de Hanson.
Hanson esperó indeciso la respuesta de Elizabeth. Luego, entendiendo la insinuación, se apoyó en el coche y apagó el motor. Acompañó a Elizabeth y le abrió la puerta de la casa.
Así conoció Elizabeth a su marido. Tres horas más tarde la metamorfosis de Charles Freeman alcanzó su clímax. (p.128)
Entendemos, entonces, que Hanson (nombre que contiene la palabra "son", "hijo"), en esta curiosa inversión del tiempo y la causalidad, se convierte en el padre de Freeman. Pero, a la vez, en su pregunta sobre el "viaje" de Hanson queda planteada la duda sobre un relato (y una forma de mentira, claro, de manipulación) que se nos mantuvo oculto, el de Elizabeth en relación al paradero de su esposo (o, mejor dicho, su "hijo"; el "esposo", según señala el narrador, en realidad es Hanson o, quizá,
pasa a ser Hanson). La inversión temporal, por supuesto, solo afecta a Freeman: para el resto del mundo prosigue el tiempo "normal".
También es interesante que el narrador retome la palabra "metamorfosis", que aludía al relato que debía hacer Freeman para Hanson a la hora de explicar su rejuvenecimiento. En todo caso, esa metamorfosis está completa: Hanson ha llegado y se ha vuelto el "esposo" de Elizabeth, el "padre" de Freeman. ¿Pero quién era Hanson antes de todo esto? Nunca se nos dice. Podemos imaginarlo, fácilmente, algo así como un compañero de trabajo (si bien no es nombrado en el momento en que Freeman, todavía adulto, va a trabajar) o quizá un amigo íntimo; sabemos que Freeman está impaciente por su llegada, lo cual convierte a Hanson en una persona importante en su vida, pero no se nos dice nada más. Del mismo modo que Elizabeth, Hanson (más allá de la ya de por sí inquietante "paternidad") se vuelve un enigma. Ahí hay un vacío, una ausencia en el relato. Una lectura posible se basaría en entender a Freeman en su pasividad: el relato nos ofrece esas cosas inexplicables que le pasan, pero oculta todo lo que hay alrededor, el mundo de personajes que terminan resultando los agentes de esas cosas inexplicables. El único vislumbre, de hecho, de esa serie de eventos o causas ocultas es la alusión al relato hecho por Elizabeth, que la ausencia de Freeman se debe a un "viaje".
En cierto modo, terminar el cuento nos hace pensar en todo lo que no se nos ha contado; creemos, quizá, que allí están las claves, y que, por lo tanto, el significado último de "Mr. F is Mr. F" es inaccesible. Curiosamente, algo de eso hay en el título; la fórmula "A es B" (o A es A) podría remitir, en relación a los hechos narrados, a algo así como "Hanson es el padre de Freeman" o "Elizabeth es la madre de Freeman", pero al decirnos que "el señor F es el señor F" todo parece cerrarse en un bucle. Él es él, como quien dice "yo soy el que soy"; de hecho, conviene recordar que Elizabeth estaba embarazada al comienzo del relato (la oración "And baby makes three" abre el texto, "Y con el bebé somos tres"), pero ese hijo desaparece, suplantado por el propio Hanson. Esto, por supuesto, trasciende toda lógica.
Pensemos por ejemplo en un esquema como el que sigue:
- Freeman y Elizabeth conciben un hijo
- Comienza la gestación del bebé
- Elizabeth está a punto de parir
- Freeman retrocede hacia su infancia
- El embarazo de Elizabeth retrocede a la par
- Freeman ingresa al útero, ya para entonces vacío, de Elizabeth
- Hanson y Elizabeth "desconciben" a Freeman
Notemos que hay un momento (entre 3 y 4) en que el tiempo se invierte, tanto para Freeman como para el feto en el útero de Elizabeth; a la vez, hay una sutil inversión de tiempo en el punto 7, y esta afecta a Hanson: su esperma, digamos, no fecunda el óvulo de Elizabeth sino que, de alguna manera, es "expulsado" por el cigoto-Freeman, que deja de existir en esa división última. Pero, por supuesto, la identidad del feto que desaparece y la relación "real" de Hanson con Freeman (y por "real" entiendo "previa a la inversión") permanecen un misterio. Podemos proponer la hipótesis, claro está, de que al comienzo del relato Freeman está esperando a su padre, y que por alguna razón no lo llamá "papá" sino que se refiere a él por su nombre, pero estaríamos quizá forzando un poco las cosas. Evidentemente -repito- el cuento no nos ofrece nada a la hora de llenar ese vacío en su lógica, y allí está, me parece, su interés.
Y una pequeña nota más: cerca del final leemos "...he cried out suddenly with joy and wonder, as he remembered the drowned world of his first childhood" (p.265) ("...lloró de alegría y asombro, recordando el mundo sumergido de su primera infancia", p.127); es inevitable no ver acá una referencia a
El mundo sumergido, la novela que Ballard publicaría al año siguiente y que permite, entre otras, la lectura de las aguas que cubren el mundo como alguna forma de "regreso", sea al pasado geológico (aparecen helechos gigantes y reptiles de una era anterior a los dinosaurios), a la filogenia (Ballard tenía un cierto interés por la refutada relación entre filogenia y ontogenia, interés que aparece muy claramente en el cuento
"Las voces del tiempo" y en el libro
La exhibición de atrocidades) o, incluso, al útero.
Uno de los relatos más kafkianos de Ballard, entonces. A la vez, su lógica imposible lo separa de buena parte de la obra breve de su autor.