miércoles, 7 de noviembre de 2012

The Voices of Time

Este cuento, que está entre mis 4 o 5 favoritos de Ballard y fue de los primeros que leí (y, por tanto, de los que más veces he releído), fue publicado originalmente en el número 33 de New Worlds (octubre de 1960) y después en el compilado The voices of time and other stories (1962), así como también en The four-dimensional nightmare (1963) y Chronopolis and other stories (1971). La traducción al español quedó a cargo de Carlos Gardini y fue incluida en las ediciones argentina (1978) y española (1992) de Las voces del tiempo, por editorial Minotauro.
Es, en cierto modo, el primero de los relatos de Ballard en presentar más un campo de situaciones -un "paisaje"- que una trama con contornos fácilmente legibles; en ese sentido, es más un trabajo conceptual que un cuento, en tanto ciertas ideas parecen ser tan protagonistas del texto como el trío de personajes -o "situaciones personificadas", como dijo el propio Ballard (citado por Pablo Capanna en El tiempo desolado)- que se mueven por lo que cómodamente podríamos llamar -tomando un término del autor- diversos "paisajes interiores". En cualquier caso, lo que "pasa" en el relato es más o menos así: un neurobiólogo o psiquiatra llamado Powers está obesionado con el suicidio de su mentor y continua los experimentos que este último ha hecho en relación al llamado "par silencioso" que aparece en el genoma de algunos seres vivientes y que -según se nos explica- carece de una función verificable. Aparentemente, al ser irradiadio con rayos X, el par silencioso "despierta" y ocasiona profundos cambios en la morfología de su portador. Como en un guiño a clásicos vintage como "El hombre que evolucionó", de Edmond Hamilton, los animales irradiadios se convierten en mutantes preparados para un futuro de alta radiación: las anémonas, por ejemplo, parecen avanzar en la cadena evolutiva y asemejarse a los primeros cordados; los sapos desarrollan caparazones de plomo y las arañas segregan un "sistema nervioso externo" a la manera de una telaraña. El texto, en uno de sus pocos toques clásicos, nos predispone a esperar que Powers se irradie a sí mismo cuando se estipula que, hasta ahora, la experimentación humana no se ha producido y que, de llevarse a cabo, sería un suicidio. Toda esta galería de horrores zoológica es presentada -en un paseo a través del laboratorio, una suerte de tour o "visita guiada"- por Powers a una mujer llamada Coma (nombre que empezará a reiterarse en la narrativa de Ballard a partir de aquí), aparentemente la amante de un tal Kaldren, personaje más bien esquivo que, pronto se nos explica, se sometió a un experimento que le anuló la necesidad de dormir. Aquí, "The voices of time" se vincula claramente a "Manhole 69", donde se lleva  a cabo el mismo experimento, con resultados terribles. Kaldren, en todo caso, parecería un sobreviviente de esa situación: ha aprendido, cabe pensar, a funcionar pese a las visiones convocadas por lo que en este texto se nos explica como la manera del inconsciente de lidiar con la privación de sueño. Una función notoria de Kaldren en el relato es aportar otro ángulo al evidente clima de fin de la historia, de fin del pensamiento, del fin de la humanidad: pasa los días de su vida coleccionando lo que el llama "documentos terminales":
..."they're end-prints, Powers, final statements, the products of total fragmentation. When I've got enough I'll build a new wolrd for myself out of them". He picked a thick paper-bound volume off one of the tables, riffled through its pages. "Association tests of the Nuremberg Twelve..." (The complete stories, p.188)

-Son testimonios últimos, Powers, enunciados finales, los productos de la fragmentación total. Cuando haya juntado la cantidad suficiente, me haré con estos documentos todo un nuevo mundo. -Recogió un grueso volumen de una de las mesas y dejó correr las páginas.- Pruebas asociativas del Jurado de Nuremberg... (Las voces del tiempo, Minotauro, 1992, p.40)
Otro elemento incorporado al relato -muy en segundo plano, pero creando un evidente núcleo de lectura- es el del "mensaje de bienvenida" que los astronautas de la "Mercurio Siete" recibieron en la Luna desde una especie inteligente de la que sólo se nos dice que eran seres azules. Estas criaturas hablan a la humanidad del fin de todas las cosas, de la muerte del universo; a la vez, los astrónomos de la Tierra han detectado que todas las estrellas transmiten, en ondas de radio, una cuenta regresiva. Esto último recuerda al cuento "The waiting grounds" y su panorama del futuro del universo, además de las fechas escritas en los monolitos de origen alienígena que encuentra el protagonista. Una posible ficción del proceso de Ballard como escritor en estos años tempranos de su carrera podría incorporar la idea del narrador tomando de su obra previa los elementos que más le interesan para ponerlos en juego en un texto que le significará un verdadero salto y el comienzo de una nueva etapa.
A la vez, el mentor o maestro de Powers, Whitby, descubrió que el "par silencioso" del genoma animal es la última defensa de las especies contra la entropía, contra el desgaste de los mecanimos bioquímicos que aseguran la trasmisión genética y las reacciones químicas que hacen posible la vida:
It's simply a matter of biochemistry. The ribonucleic acid templates which unravel the protein chains in all living organisms are wearing out, the dies inscribing the protoplasmic signature have become blunted. After all, they've been running now for over a thousand million years. It's time to re-tool. Just as an individual organism's life span is finite, or the life of a yeast colony or a given species, so the life of an entire biological kingdom is of fixed duration. It's always been assumed that the evolutionary slope reaches forever upwards, but in fact the peak has already been reached, and the pathway now leads downwards to the common biological grave. It's a despairing and at present unacceptable vision of the future, but it's the only one. Five thousand centuries from now our descendants, instead of being multi-brained star-men, will probably be naked prognathous idiots with hair in their foreheads... (p.181)

...es simplemente un problema bioquímico. Las moléculas de ácido ribonucleico que descifran las cadenas proteicas en todos los organismos vivientes se están desgastando, las matrices donde están impresas las características protoplasmáticas se han vuelto borrosas. Después de todo, hace más de un millón de años que funcionan. Ya es hora de cambiar. Así como el lapso de vida de un organismo individual es finito, o la vida de una colonia o de una especie determinada, la vida de todo un reino biológico también tiene una duración fija. Siempre se ha supuesto que la escala evolutiva asciente indefinidamente, pero en realidad ya hemos alcanzado la cima, y la senda ahora desciende a la tumba biológica común. Es una visión del futuro desolada y actualmente inaceptable, pero no hay alternativa. Cinco mil siglos más adelante, nuestros descendientes, en lugar de ser hombres estelares con cerebro múltiple, quizá sean prognatos idiotas y desnudos de frente hirsuta... (p.29)
La idea del fin que construye este relato, o el clima terminal, por llamarlo de alguna manera, puede presentarse como generada a partir de tres proyecciones: la representada por Whitby y sus ideas sobre la decadencia de la vida (de paso: "nuestros descendientes, en lugar de ser hombres estelares con cerebro múltiple..." puede leerse como un comentario posmoderno sobre la modernidad de la ciencia ficción clásica y su futuro de avance indefinido e ilimitado), la de Kaldren con sus "testimonios" y la de las estrellas (y los alienígenas azules) con su cuenta regresiva. Estas tres muertes proponen, evidentemente, una cuarta: el relato funciona, entonces, como una especie de ecuación narrativo-conceptual que sólo puede terminar con la muerte de su protagonista. En las últimas páginas, Powers recrea a gran escala un ideograma (¿quizá del I-ching? Nunca se nos especifica de qué se trata) trazado por Whitby en el fondo de una piscina vacía, convirtiéndolo en una suerte de mandala gigantesco. Allí -en su centro, cabe pensar, como si se tratara del encuentro final con el monstruo en el corazón del laberinto, en lo que podríamos pensar (extrapolando, por supuesto, estirando los límites de la interpretación del texto) como una referencia al "sistema nervioso externo" tejido por la araña irradiada) es encontrado muerto -cabe pensar, además, que se sometió al experimento de irradiación del "par silencioso"- por Coma.
El término "paisaje", entonces, parece especialmente adecuado para ser propuesto como un modelo de este texto; hay "lugares" argumentales y conceptuales por los que el lector es conducido: la lectura, entonces, se convierte en un recorrido -como el de Coma entre los animales de laboratorio irradiados, guiada por Powers- por esta zona de catástrofe o incluso exhibición de atrocidades (por usar sintagmas ballardianos, títulos de sus libros): por esta desolación del fin de todas las cosas.
No creo que sea exagerado calificar "The voices of time" de obra maestra. Es, indudablemente, el más complejo de los cuentos que Ballard había escrito hasta esa fecha; en varios sentidos, lo "ballardiano" encuentra aquí su primera gran eclosión, la de los paisajes desolados del fin de la historia y la cultura occidental.

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