jueves, 4 de octubre de 2012

Manhole 69


Este cuento fue publicado por primera vez en 1957, en el número 65 de New Worls, y posteriormente en The voices of time and other stories (1962), la primera recopilación de relatos de Ballard, así como también en otros compilados, entre ellos The disaster area (1967) y Chronopolis and other stories (1971). La traducción al castellano ("Nicho 69") estuvo a cargo de Carlos Gardini, y fue publicada por primera vez en el volumen de Minotauro Argentina Las voces del tiempo (1978), para reaparecer en la edición española del mismo libro (1992) y también en Zona de catástrofe (1995).
La trama parece regresar a un molde de ciencia ficción más clásica o deliberadamente retro, el consabido "experimento que salió mal" (con antecedentes tan remotos -aparte de, cabría pensar, Frankenstein- como "El hombre que evolucionó", el cuento de Edmond Hamilton publicado en 1931, o, también, "El hombre artificial", de Horacio Quiroga, publicado en 1910), pero trabajando temas que en retrospectiva podríamos considerar tan ballardianos como las plantas musicales de "Prima Belladona". Se trata, aquí, de la relación entre el sueño y la realidad, que estallaría en El mundo sumergido con la inolvidable descripción de los paisajes oníricos que han sobrecargado al mundo; en el relato, dos hombres se someten a un experimento que les anulará la capacidad de dormir, permitiéndoles ganar décadas de vida consciente. Eventualmente las cosas se complican, y los pobres sujetos experimentales comienzan a soñar despiertos una pesadilla en la que el espacio que habitan en el laboratorio se reduce claustrofóbicamente, hasta convertirse en el "nicho" del título. El cuento introduce ese proceso bajo la forma de una interpolación narrativa en itálicas; se trata del primer experimento de naturaleza tipográfica publicado por Ballard y parece sugerir que esa secuencia de alguna manera alude a un estado de cosas "diferente" al del resto del relato, lo cual queda establecido más firmemente en las últimas páginas, que más o menos nos "explican" lo que ha sucedido (como en el molde clásico de este tipo de relatos):
Morley shrugged. "Continual consciousness is more than the brain can stand. Any signal repeated often enough eventually loses its meaning. Try saying the word "sleep" fifty times. After a point the brain's self-awareness dulls. It's no longer able to grasp who or why it is, and it rides adrift" (p.65)*

"So you think their withdrawal is a straightforward escape from the eye, the overwhelming ego?"
"Not escape", Neill corrected. "The psychotic never escapes from anything. He's much more sensible. He merely readjusts reality to suit himself. Quite a trick to learn, too". (p.66)

Morley se encogió de hombros.
-La conciencia continua es más de lo que el cerebro puede soportar. Toda señal que se repite a menudo pierde eventualmente significado. Trata de decir la palabra "vaca" cincuenta veces. Hay un punto en que la autoconciencia del cerebro desaparece del todo. Ya no puede percibir quién es o por qué es, y navega a la deriva. (p.178)**

-¿Así que supones que ese confinamiento es directamente una evasión del ojo, del yo vasto y abrumador?
-No una evasión -corrigió Neill-. El psicótico nunca se evade de nada. Es mucho más perspicaz. Se limita a adecuar la realidad a sí mismo. Toda una estratagema, por cierto. (p.179).
Es interesante notar que este recurso a la claustrofobia es similar al juego con el tiempo de "Escapement" y al mismo procedimiento con el espacio en "The concentration city"; aquí el espacio, una vez más, se ve drásticamente reducido, para angustia de los personajes. El cuento, entonces, si bien parece referir a un modelo más clásico de ciencia ficción, sigue una línea especialmente visible pautada por las ficciones previamente publicadas por Ballard.
También llama la atención la frase "escape from the eye, the overwhelming ego", que parece contener un error, en tanto parecería más adecuado que se tratara de escape from the "I", the overwhelming ego. "Eye" y "I" ("ojo" y "yo"), en inglés, suenan igual. O bien Ballard intentó un juego de palabras (que parece ligeramente injustificado en el relato, en tanto requiere más elaboración de la que efectivamente aparece) o los editores de New World cometieron (o pasaron por alto) un error. Gardini lo traduce como está, y propone "evasión del ojo, del yo vasto y abrumador". Es curioso que se agregue "vasto" -cuando "abrumador" era la opción literal, económica y suficiente-, pero más lo es que se proponga, más adelante, "vaca" en lugar de "sueño"; en tanto ambas son bisilábicas (el diptongo en "sueño" no complica las cosas en ese sentido) no creo que una de ellas sea preferible a la otra desde el punto de vista del ritmo ("sleep" es monosilábica, pero Gardini claramente no tuvo eso en cuenta, de otro modo -ya puesto a apartarse del sentido literal- hubiese propuesto "mi" o "yo"), y por tanto no encuentro una buena razón para proponer el cambio.
La idea de repetición de una palabra para vaciarla de sentido es especialmente funcional en el relato, pues activa el desenlace, que consiste en la repetición del nombre del cientifico a cargo de uno de los sujetos de experimentación.

* la cita -y todas en adelante en este blog- está tomada de The complete stories of J.G.Ballard, Norton, New York, 2010.
** J.G.Ballard, Zona de catástrofe, Minotauro, Barcelona, 1995.

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