viernes, 15 de mayo de 2015

The Gentle Assassin

Hay cuatro traducciones de este cuento, una de las piezas menores de Ballard. La primera, "El asesino amable", pertenece a Alberto Levenfeld y fue publicada en 1968 en la antología Ciencia ficción inglesa 3, de Aguilar. Sigue la de Enrique Agut, un poco ridículamente titulada "El asesino equivocado" y publicada en Ciencia ficción inglesa 2, también de Aguilar y también de 1968 (lo cual puede resultar un poco llamativo). La tercera es la de Marcial Souto, "El asesino bondadoso", y se la encuentra en Bilenio (Minotauro Argentina, 1975, edición a la que pertenecen las citas en esta nota) y en El día eterno (Minotauro España, 1994). La última está en Cuentos completos (RBA, 2013) y quedó a cargo de Manuel Manzano y Rafael González del Solar. Originalmente fue publicado en New Worlds, número 113, de diciembre de 1961, y aparece en los compilados Billenium (1962) y The Day of Forever (1967).

Es ante todo un cuento del tipo "paradoja de predestinación", es decir una situación en la que el acontecimiento B es a la vez causa y consecuencia del acontecimiento A, cronológicamente anterior. El ejemplo clásico es "All you, zombies", de Robert Heinlein, hace poco llevada al cine como Predestination (Michael and Peter Spierig, 2014), así como también The Terminator (James Cameron,1984). La paradoja, en última instancia, puede leerse en relación a las tres maneras básicas de encarar el problema de los viajes en el tiempo:
  1. hay una línea temporal única y ésta es inmodificable
  2. hay una línea temporal única pero es posible modificarla
  3. hay muchas líneas temporales posibles, y la intervención en el pasado no hace sino "crear" una más
"The gentle assassin" es un ejemplo de la primera opción. El protagonista viaja hacia atrás en el tiempo para evitar un hecho terrible y termina convirtiéndose en su causa. La idea, entonces, es que es imposible alterar el pasado y, por lo tanto, el presente. Lo mismo aparece, acaso más dramáticamente, en 12 Monkies (Terry Gilliam, 1995).
 
Ejemplos de la segunda opción abundan: "The sound of thunder", de Ray Bradbury, podría ser el más clásico, pero también, con todas sus ingenuidades y sus innegables virtudes, Back to the Future (Robert Zemeckis, 1985).
 
Por último, la tercera opción aparece especialmente clara en The Peripheral, la última novela de William Gibson, y es usualmente invocada como manera de "resolver" las paradojas presentadas por las dos primeras opciones. Es decir: si resulta contradictorio que pueda viajar en el tiempo para matar a mi abuelo (de lo que también puede seguirse que no es posible viajar en el tiempo), basta con aceptar la posibilidad de diversas líneas temporales (en la de origen mi abuelo vivió hasta cierta edad, tuvo hijos y uno de ellos me engendró a mí; en la de destino mi abuelo murió joven y no tuvo descendencia, por lo tanto yo no existo -salvo como turista, salvo como irrupción extraña en el caso de que no pueda "volver" a mi línea de tiempo original).

En rigor, entonces, ni la tercera (todos los cursos son igualmente posibles) ni la primera (es imposible que mate a mi abuelo) ocasionan paradojas del tipo "soy agente de mi propia inexistencia", aunque sí permiten la paradoja digamos más "autocausal" de "soy agente de mi propia existencia", como en "All you, zombies", donde un hombre es su propio padre y su propia madre. En este último relato el protagonista no puede no concebirse (si lo hiciera sería paradójicamente agente de su propia inexistencia), por lo que la alteración del pasado es imposible y, en última instancia, lo que tenemos es una línea temporal única pero que permite la existencia de loops. Si se quiere, entonces, se pude pensar que hay dos opciones:

1a. Línea temporal única e incambiable, con loops autocausales -como en el cuento de Heinlein.
1b. Línea temporal única e incambiable, aparentemente sin loops autocausales -como en "The Gentle Assassin" (donde el protagonista simpemente muere en el pasado y su novia muere como estaba previsto, sin que la existencia de nadie quede causada por su propia intervención).

El cuento de Ballard, por cierto, dosifica hábilmente la información y va creando algo así como un clima de sospecha, considerablemente remarcado en la traducción de Souto (lo cual la vuelve un texto menos sutil). Por ejemplo, en un momento el narrador se pregunta "Were his other memories equally false?" (p.280), lo que aparece bastante diferente en la traducción de Souto, que propone "Los otros recuerdos, ¿serían igualmente falsos?" (p.124) y sugiere por tanto o bien la reproducción del pensamiento del protagonista o una suerte de discurso indirecto libre. A la vez, un poco más adelante, el protagonista, llamado Jamieson, señala que cierto edificio "...it's just ahead of its time" (p.280), mientras que en la versión de Souto dice "quizá sea demasiado adelantado para esta época" (p.124, las itálicas son mías). Hablar de "esta época" suena un poco artificial y sugiere que quien lo señala conoce otros momentos del tiempo (puede referirse al pasado, claro está, pero lo raro de la frase activa la sospecha, después confirmada, de que su conocimiento también abarca el futuro de la acción), mientras que, en inglés, se dice que el edifició está "adelantado a su tiempo" o a "su época", lo cual es mucho más natural y entra con comodidad en cierta lógica de plausibilida discursiva.

Se puede leer "The Gentle Assessin" en relación a "Mr.F is Mr.F": ambos juegan, a su manera, con inversiones causales; en el primero la consecuencia de una muerte hace que su protagonista perfeccione los viajes en el tiempo y visite al pasado para evitar esa muerte, ocasionándola él mismo finalmente y por tanto volviéndose causa: se trata, dentro del posible género de "viajes y paradojas temporales", un relato claro, de lógica accesible, legible. El segundo, en cambio, con su hombre-hijo y su amigo-segundo-padre destruye cualquier posibilidad de ofrecer un modelo satisfactorio de los hechos (salvo que se reproduzca el cuento palabra por palabra, claro, como una maqueta a escala 1/1). Quizá "Mr.F is Mr.F" sea el más interesante de los dos; "The Gentle Assessin", en todo caso, es más bien un gran ejemplo de artesanado narrativo.


2 comentarios:

  1. Hay un corto brasileño sobre el Maracanazo. Un tipo (Antonio Fagundez) viaja al pasado para avisarle a Barboza que no le deje el primer palo libre a Ghiggia. Cuando llega la jugada, se acerca por atrás del arco y llama a Barboza, quien se distrae por una fracción de segundo, y entonces Ghiggia hace el gol.

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    1. Sí, es cierto, gracias por recordármelo! Ahí hay otro ejemplo de este tipo de ficciones, tenés razón.

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